El salón del 5° piso de la UGAB se hizo eco de la memoria en la presentación del libro Te “voy contar”, de Juan Carlos Balassanian
Si hay que buscar una sola palabra para describir tanto al libro como a la presentación que se realizó en el Salón Sahakian de la UGAB el miércoles pasado, es emoción.
Te “voy contar”, escrito por Juan Carlos Balassanian es un libro que, como dice en su tapa, reúne “relatos del Ser Armenio”. Cuenta historias que transcurrieron durante las matanzas en el Genocidio Armenio, pero también historias que tienen que ver con las consecuencias de ese genocidio, que transcurren en el barrio de la Boca, la casona de Av. Directorio, la ciudad en general, Mar del Plata; y de las que participan sus familiares y muchos recuerdos de una niñez con una abuela que supo transmitir su historia.
El libro logra llevar al lector de la tristeza a la alegría y del llanto emotivo a una risa, todo en un mismo cuento. “Es homenaje y es abrazo, es memoria inevitable y es certificado de orgullo y valentía; es bálsamo, es testimonio, es creación, es impulso vital”. Así lo describe la editora de Zona Borde, Laura Massolo, quien fue una de las oradoras de la presentación. Ella agradeció, con mucha emoción, haber podido ser parte de un libro tan especial, que reúne momentos de una historia muy particular. “Abrazo a toda la Comunidad Armenia” finalizó.
Luego de los aplausos recibidos, le dio lugar a la historiadora, investigadora y profesora María Bjerg, quien escribió el prólogo de Te “voy contar”. Ella dio su perspectiva de los cuentos ficcionados desde el punto de vista de su profesión, e hizo hincapié en cómo este libro cuenta historias -en minúscula- que están insertas en un particular momento de la Historia -con mayúscula- que es 1915, que, para ella, abre el ciclo de las catástrofes del siglo XX: el ciclo del exterminio al otro.
Por último, Juan Carlos Balassanian contó cómo fue el proceso de escritura de los relatos, que comenzó hace 14 años con un cuento por cada 24 de Abril, honrando y manteniendo viva la memoria de los que murieron en el Genocidio. Comenzó pensando en cómo sería ponerse en lugar de su abuelo que, como muchos otros inmigrantes armenios escapando del Genocidio, llegó a Buenos Aires a los 15 años, solo, en un barco, a tierras desconocidas, y también pensó cuáles habrían sido todas las emociones y sentimientos que pudo haber tenido. Los primeros cuentos que escribió se distribuyeron, con mucho éxito, sólo a nivel familiar, pero en poco tiempo cobraron popularidad en las redes sociales entre amigos nuevos y antiguos. Juan Carlos contó que terminaba de escribir los relatos con lágrimas en los ojos, y se dio cuenta de que si a él lo emocionaba tanto, seguramente a otras personas también. Por eso, e incentivado por un primo, tomó la decisión de escribir y corregir algunos relatos y editar esta obra en el marco del Centenario del Genocidio Armenio. Haciendo uso de la palabra agradeció a quienes lo acompañaron en el proceso, y terminó con un saludo muy especial a su pequeño hijo: “Finalmente a vos, hijo, que ahora no entendés mucho lo que pasa, pero te prometo que pronto, muy pronto, te voy contar”.
El emotivo evento finalizó con un brindis alrededor de una mesa bien servida con delicias armenias, mientras el autor firmaba los ejemplares recién comprados, que le acercaban la mayoría de los presentes. ]]>