El Genocidio Armenio en el cine
, ideó un plan macabro para exterminar a todos los armenios de la Turquía otomana. En esos momentos, los armenios además conformaban la mayor comunidad cristiana del Imperio. El genocidio se llevó a cabo mediante una organización perversa y burocrática, sostenida por una poderosa estrategia militar de sofisticada tecnología. El resultado de esta confabulación fue la muerte de más de un millón y medio de armenios, lo que equivalía a los dos tercios de la población armenia del Imperio Otomano. Los armenios fueron obligados a dejar sus tierras y, bajo el velo de la deportación forzada y multitudinaria, se cometieron todo tipo de atrocidades. El éxodo obligado de miles de ellos a los desiertos (actualmente en territorio sirio) contribuyó a la muerte masiva de armenios por hambre, deshidratación y enfermedades y, lo que es peor, por violación, tortura, crueldad y masacre. La convención de las Naciones Unidas sobre la “Prevención y Castigo del Crimen del Genocidio” define el genocidio como “actos cometidos con intención de destruir en forma total o parcial a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. Esta definición se adapta clara y perfectamente a las atrocidades cometidas por el Estado turco contra el pueblo armenio. Sin embargo, la República de Turquía, obstinadamente y sin fundamento lógico, se niega a reconocer el genocidio contra el pueblo armenio cometido entre 1915 y 1923, uno de los más documentados de la historia. Made in Armenia Dada la intensidad de su historia, Armenia no pudo incorporarse a la industria cinematográfica en forma institucionalizada sino hasta casi 30 años después de la creación del llamado séptimo arte. El Genocidio Armenio, sin embargo, no ha sido un tema recurrente en el cine del siglo XX, ni en la Diáspora ni en la Madre Patria –en esta última, el tema fue censurado hasta 1960. La escasa cantidad de realizaciones se atesora y pertenece al patrimonio cultural armenio, y refleja artística y fehacientemente los atroces eventos de 1915. El cine armenio logró su presencia oficial el 16 de abril de 1923 cuando, por mandato del gobierno soviético, se estableció el Comité de Cine Nacional del Estado Armenio, conocido como Goskinó. En principio, la joven Unión Soviética, con gran influencia en Armenia, reflejaba otro tipo de inquietud. Los realizadores rusos, de formación intelectual, buscaban conciliar la obligación de promover el poder soviético con la fuerza creativa, tarea no demasiado sencilla para la época. Los objetivos de los cineastas armenios se centraron en retratar la vida de su pueblo, mostrando sus costumbres y aspectos históricos, religiosos y socio-políticos, controlados por fuertes prohibiciones. Fundamentalmente en épocas de la represión stalinista, el cine armenio estuvo condicionado por la férrea censura, la limitación temática y la casi obligación de subrayar las bondades del poder soviético. Sólo el genio y la creatividad traspasaban cualquier barrera para una concreción o, sencillamente, para refugiar la idea, hasta que el momento de la creación expresiva llegara. Sin embargo, merced al trabajo de investigadores e historiadores, se descubrió la existencia de cortometrajes que se realizaron en los primeros años del siglo XX. En 1915 se filmó el cortometraje “TurkHayastan” (La tragedia de la Armenia turca), producido por la compañía rusa Minerva, en el que se mostraban documentos reales de los ataques que dieron comienzo al primer genocidio del siglo XX. Este corto se encuentra en los archivos de Cine de Yereván. Del corto “Bajo el yugo turco”, de 1902, se conservan apenas minutos. Algunos historiadores sostienen que, en 1901, se rodó el cortometraje “Masacre en Constantinopla”, que reflejaba la tragedia que ya padecía la Nación armenia. Llamados a vivir* Կոչված են ապրելու (Armenia, 1960, 87 min.) A comienzos de la década de los ‘60, como consecuencia de una incipiente flexibilidad en la censura, gradualmente comienzan a tratarse temas antes prohibidos dentro del cine. La confrontación ideológica, los conflictos sociales y aspectos históricos de controversia llegaban tímidamente a la gran pantalla. El genocidio como argumento central se incluye, por primera vez, en el cine de esa época. La primera película de ficción relacionada con este tema –y curiosamente la menos conocida- es “Llamados a vivir”, una producción de los estudios Hay Film de 1960. Fue dirigida por Laert Vagharshyan, quien dio al cine títulos trascendentales como “Caos” y la inolvidable comedia musical “La canción de nuestro primer amor”, con música del genial Arno Babajanyan. Arnold Aghagabov, uno de los guionistas principales del film, es considerado uno de los máximos exponentes del cine de autor a partir de 1967, fecha en la que comienza a filmar sus propios trabajos, convirtiéndose en pionero de este género. “Llamados a vivir” cuenta la historia de dos hermanos que son separados después del Genocidio Armenio. Uno de ellos cruza el océano para llegar a América y el otro muere durante la llamada Gran Guerra Patriótica –la Segunda Guerra Mundial. El hermano sobreviviente, luego de haberse insertado en otra sociedad y de haber logrado seguridad en su vida, decide regresar a Armenia para conocer a sus sobrinos, hijos de su difunto hermano. En tono de melodrama, pero lleno de una importante data histórica, el film aporta indispensable información, no sólo sobre el Genocidio Armenio sino sobre la Segunda Guerra Mundial y su periodo posterior. Encuentro en un evento* Հանդիպում ցուցահանդեսում (Armenia, 1968, 22 min.) Dirección: Nerses Hovhannisyan Elenco: Alexander Arzumanyan, Vigen Stepanyan, Arus Payan, Levon Gharagyozyan. El inesperado encuentro de dos hermanos separados por los eventos del genocidio de 1915. Nosotros* Մենք (Armenia, 1969, 27 min.) Dirección: Artavazd Peleshian Es la gran contribución de uno de los más geniales directores de la historia del cine: un momumental fresco que retrata la identidad y el destino de la Nación armenia. Nahapet* Նահապետ (Armenia, 1977, 92 min.) Promediando la década de los ‘70, uno de los directores esenciales de nuestro cine, Henrik Malyan, dirigió “Nahapet”, también conocida como “Triunfos de la vida”. Se la considera la primera película de origen armenio que desarrolla íntegramente, en la pantalla grande, los terribles eventos de 1915. “Nahapet”, que curiosamente significa “patriarca” en idioma armenio, narra el drama de un hombre que pierde a su familia y todas sus posesiones durante el genocidio. En su lucha yerma por defender a su pueblo en territorios armenios usurpados por Turquía, el protagonista de esta epopeya queda en absoluto abandono. Paulatinamente intenta rehacer su vida en Aragats, en la entonces joven Armenia Soviética. Reacio a vivir, pero con el apoyo de su cuñado y amigos, conoce a una joven mujer llamada Nubar. La película está llena de metáforas y simbología, las que conducen el destino de este hombre a rehacer su vida. La película fue protagonizada por Sos Sargisyan, quien interpretó al valiente hombre que, desde el despojo y el dolor, construye con esfuerzo una nueva vida. El elenco cuenta además con uno de los más grandes actores de la Madre Patria, Mher Mkrtchyan. El film está basado en la novela homónima de Hrachya Kochar, uno de los más grandes exponentes de la literatura armenia y uno de los autores que desarrolló con mayor intensidad la temática del genocidio y sus consecuencias. Kochar, más allá de su impecable estilo, se atrevió a retratar las masacres de 1915, convirtiéndose en un verdadero historiador de la época. Henrik Malyan, su director, nació en Georgia en 1925 y ocupa un lugar preponderante en la historia del cine armenio, con títulos, como “Triángulo”, “Nosotros y nuestras montañas” y “Gikor”, entre muchas otras. El film tuvo un importante circuito internacional que la incluyó en el Festival de Cine de Cannes en 1978 y, posteriormente, en la programación de la BBC. En Buenos Aires, se proyectó en formato original en la 7ma edición del BAFICI. Dzori Miro* Ձորի Միրոն (Armenia, 1979/80, 144 min.) Dentro de la filmografía sobre las atrocidades turcas que conformaron el Genocidio Armenio, fue indudablemente “Dzori Miro” el que ocupó la mayor atención: una superproducción de colosales características en la que convergieron factores relevantes que le dieron al film la categoría de ícono dentro del cine de la Madre Patria. Su espíritu de producción extraordinaria, su inusual duración y las dificultades del rodaje en locaciones naturales calificaron a “Dzori Miro” como orgullo de técnicos, actores y productores. El film se rodó en dos partes, durante los años 1979 y 1980, bajo la responsabilidad de los estudios cinematográficos Yereván. Su estreno constituyó uno de los acontecimientos cinematográficos más espectaculares de la historia del cine en Armenia. Cientos de actores y miles de extras y un gran equipo dieron vida a la primera película enteramente dedicada, en tiempo y espacio, a los tristes eventos de 1915. Una vez más, el emblemático actor Sos Sargisyan fue el responsable del protagónico en este film. Sargisyan había protagonizado “Nahapet”, film de temática similar pero con un tratamiento absolutamente diferente, ya que presentaba una reflexión interna de la situación, mientras que “Dzori Miro” es un verdadero testimonio épico narrativo sin precedentes, sin reservas. La organizada vida de los fedayís en las montañas, sus códigos y juramentos; el desarrollo de la vida de los armenios en forma laboriosa, religiosa y pacífica, es contrastada con el abuso de poder mediante impuestos, saqueos, violaciones y la infaltable masacre como objetivo fundamental del Estado turco. “Dzori Miro” es una de las películas más completas que narra la muerte del genocida Abdul Hamid (conocido como el Sultán Rojo), hecho que produjo mayores atrocidades contra el pueblo armenio; la hipócrita y falsa conducta de sus sucesores, los Jóvenes Turcos quienes, enfurecidos después la pérdida de los Balcanes, idearon y llevaron a cabo la masacre. El film está basado en la novela homónima de Mushegh Galshoyan, uno de los autores más importantes de la literatura de Armenia, y fue dirigido por Zhirayr Avetisyan, quien basó su carrera en el género documental, lo que le dio, sin lugar a dudas, el poder de testimoniar la realidad en un gran film de ficción. Abril* Ապրիլ (Armenia/Rusia, 1985, 30 min.) Elenco: Karen Janibekyan, Levón Nercicyan. Vigen Chaldranyan, uno de los directores más internacionales del cine armenio contemporáneo, fue el responsable de filmar la que para muchos –y con justicia- es considerada la mejor película sobre Genocidio Armenio: “Abril”. Se trata de una coproducción entre entre Hayfilm y los estudios Mosfilm, con guión de Hovsepyan y música compuesta por Avet Terterian. Sin lugares comunes, actuaciones desbordadas ni sentimientos descontrolados, el film se desarrolla en una pequeña villa montañosa, en el día de la conmemoración del genocidio. Entre escenas de la vida cotidiana, los protagonistas de la historia, testigos vivientes de las masacres, recuerdan episodios de la tragedia y los trasmiten a sus hijos y nietos. Lejos de cualquier pretensión innecesaria, Chaldranyan logra un cortometraje tierno, eficaz, inteligente, en el que yuxtapone la celebración de la vida con el recuerdo permanente de los sobrevivientes del Genocidio Armenio, un contraste entre la cotidianeidad y la memoria, con un televisor como protagonista, trasmitiendo el acto oficial del 24 de Abril en Dzidzernagapert, en la capital Yereván. “Abril” es una reflexión sobre el compromiso con la vida y sus variantes, y la responsabilidad de defender, con el recuerdo y la palabra, el capítulo más triste de la historia armenia. Nostalgia* Կարոտ (Armenia, 1990, 138 min.) “Nostalgia” es otra espectacular producción de los Estudios Hayfilm. Está basada en la novela homónima de Hrachya Kochar, un experto en temas históricos y gran autor de la literatura armenia. Un gran elenco, encabezado por Rafael Atoyan, tiene como finalidad recrear esta gran novela, con la dirección de Frunze Dovlatyan, otro director indispensable de la cinematografía mundial. Dovlatyan dejó títulos inolvidables como “Hola, soy yo” y “Crónica de los días de Yereván”, entre otras muchas películas, y este fue su último trabajo. “Nostalgia” es una historia de sentimientos, de desesperación; una historia común a muchos sobrevivientes del genocidio, que soñaron y sueñan con volver a su tierra natal, con volver a la esencia, a la historia, al origen, a sus tierras, de donde alguna vez fueron arrebatados. La historia transcurre en plena represión stalinista en la Armenia Soviética. Arakel, un viejo campesino, conducido por un profundo deseo, y la angustia de volver a ver la tierra de sus ancestros en la Armenia Occidental (hoy dentro de los límites de Turquía), decide violar la frontera de la Unión Soviética y cruzarla. Lamentablemente es capturado por las fuerzas de la Aduana soviética, con un trágico y triste final. GenoCine en la Diáspora Paradójicamente, el bien documentado Genocidio Armenio cuenta con unas pocas películas de ficción que lo retratan y una fuerte carga de censura. Las etnias han difundido sus raíces y derivaciones históricas a través del cine. Varios pueblos supieron usar este canal trasmisor de cultura para contar sus historias, a veces sin veracidad alguna, a veces tergiversando la realidad de los hechos, a veces haciendo gala del panfleto. La incansable presión del lobby turco es uno de los más claros ejemplos de una conducta corrupta e inmoral que ha detenido la difusión del Genocidio Armenio. La presión turca aniquiló cualquier intento de llevar el tema a la pantalla grande: ya en la década del ’30, impidió que la MGM filmara “Los cuarenta días de Musa Dagh”; Atom Egoyan enfrentó objeciones para filmar “Ararat” y luchó contra el poderoso interés turco de frenar o dificultar su estreno; por su parte, a la directora Carla Garapedian le tomó mucho tiempo realizar “Screamers” y lograr la confianza de quienes la apoyaron económicamente. La imposibilidad de producir films sobre el tema tiene una directa conexión con la fuerza que adquirió el negacionismo turco, cuyo poder destruyó muchos proyectos fílmicos. Es cierto, además, que los sobrevivientes del genocidio, una vez instalados en sus nuevas tierras, trabajaron incesantemente para establecerse laboral y familiarmente y no era el momento de pensar en el cine como medio para mostrar su historia. Por otro lado, el séptimo arte no deja de ser un gran negocio y muchos de los estudios y directores no preveían una gran rentabilidad con el genocidio como tema central. Al mismo tiempo, la realización de un film de ficción requiere mayor complejidad que la de un documental y exige de una gran producción en la que nada debe fallar. Un documental presenta mayor practicidad y menor presupuesto, y escapa a la responsabilidad de un largometraje: duración, trabajo con actores, características técnicas, elaboración de un guión, entre otros puntos. Las menciones sobre el Genocidio Armenio en otros films de ficción tampoco han abundado. Cabe mencionar “América, América” (1963), de Elia Kazan, y “La vida secreta de las palabras” (2005) de Isabel Coixet. Impostura hollywoodense En 1919 se filmó “Subasta de almas”, sobre la vida de Aurora Mardiganian, con ella misma como protagonista. Fue realmente un gran riesgo en tiempo y espacio: filmarlo significó un ejemplo de valentía y patriotismo. Lamentablemente esa película, que hubiera abierto el tema sin pausa hasta hoy, padeció persecuciones hasta casi hacerla desaparecer. Años más tarde, la MGM intentó filmar “Los cuarenta días de Musa Dagh”, de Franz Werfel, una novela impactante, de estilo perfecto, un material de lectura obligatorio para entender al Genocidio Armenio. Rubén Mamoulian, uno de los directores pioneros de los éxitos de gran taquilla, fue el designado para filmarla. Hombre de gran prestigio, Mamoulian ya le había dado al cine norteamericano grandes títulos –y siguió haciéndolo-, pero no había incluido ninguna temática de su patria armenia en sus películas, aunque siempre había considerado hacerlo. Lamentablemente, las presiones y amenazas turcas recibidas en ese momento hicieron desistir a los estudios de filmarla. El mismo Werfel soportó luchas políticas y problemas económicos. A comienzos del año 2000, Sylvester Stallone se interesó en el mismo libro pero, a pesar del paso del tiempo, nada cambió. En este caso, no sólo continuó la presión del lobby turco sino que se sumó la negativa de actores como Antonio Banderas y Omar Shariff (quien, curiosamente, había participado en Mayrig) para trabajar en el film. La oposición turca afectó el proyecto de Stallone y “Los cuarenta días de Musa Dagh” fue nuevamente postergada en Hollywood. La misma suerte que este actor corrió Arnold Schwarzenegger cuando se dispuso a filmar sobre el tema armenio. Si bien siempre hubo cierto interés de la industria del cine estadounidense por hacer una película sobre la Causa Armenia, los condicionantes son cada vez mayores. Hollywood no se arriesga con films que puedan generar conflictos o que despierten polémica, además de mantener la intención de realizar films de bajo costo que generen fuertes ganancias. Dentro de esta situación adversa, que ya lleva más de 80 años, es importante destacar la presencia activa de Steven Spielberg, quien trabaja desde su fundación digitalizando los testimonios de los sobrevivientes del Genocidio Armenio. No sería descabellado establecer un paralelo entre la actitud de Hollywood y la del gobierno de los Estados Unidos: ambos, de una manera u otra, se obstinan en negar “oficialmente” la existencia del Genocidio Armenio. De cualquier manera, un nuevo rumor, con cada vez mayor consistencia, asegura que el billonario Kirk Kerkorian se ha propuesto finalmente contribuir con una suma millonaria para el rodaje de la película más esperada sobre el genocidio. El cine de la Diáspora Ararat (Canadá, 2002, 116 min.) Dirección; Atom Egoyan Protagonistas: Charles Aznavour, Christopher Plummer, Elias Koteas, Eric Bogosian Arsinée Khanjian, Brent Carver Se estrenó en Buenos Aires el 24 de Abril de 2003 en el cine Atlas Recoleta. El film es la integración de dos películas: una cuenta la historia de dos familias enemistadas que luchan por encontrar la verdad y lograr la reconciliación. Dentro de esta historia se desarrolla otra, una película que dirige un famoso director de cine armenio, Edward Saroyan (Charles Aznavour), que evoca el Genocidio Armenio, reconstruyendo el hecho histórico basado en el libro de Clarence Ussher, “Un Médico Americano en Turquía”, en el que se narra el largo tiempo de angustia de Van y los trágicos eventos de 1915. Estos dos temas se entrelazan con el recurso de un film dentro del film. Egoyan se interna en la búsqueda de la identidad personal, sexual y cultural a partir de escenas íntimas compartidas por amantes, familias, enemigos y extraños. “Ararat” explora los mecanismos con que las historias personales y políticas pueden infundir un legado de incertidumbre e inseguridad; es una historia real en torno a la naturaleza de la “prueba viviente”. El film cuenta una verdad que debe ser conocida, un terrible e injusto momento de la historia que aún no ha sido resuelto. En definitiva, es una meditación sobre el rol espiritual del arte en el proceso de lucha por el significado y la redención de la secuela del Genocidio Armenio. Atom Egoyan Dixit “Me propuse recuperar la memoria sobre el Genocidio Armenio y adopté como punto de partida el libro del médico norteamericano que fue testigo de los acontecimientos. Quise, en principio, concebir “Ararat” como una obra de teatro, luego como una novela, pero la verdad es que tuve que apurarme: el dinero de la producción ya estaba dispuesto y no podía perder tiempo. Pensaba que, desde la novela, la historia se podría digerir mejor y así clarificaría la historia de “Ararat”. Sin embargo, se transformó en cine. Fue un intento complejo que afortunadamente se materializó muy bien. La película fue más exitosa de lo que pudimos haber esperado. La vendimos a 30 países y eso nos puso muy contentos; es maravilloso, si lo comparamos con lo que desafortunadamente ocurrió con la película de los Taviani [“La casa de las alondras”], en la que trabajó mi mujer: una gran superproducción que no tuvo la distribución comercial ni la repercusión que se merecía. Siempre había considerado la posibilidad de hacer un film sobre la verdadera historia del pueblo armenio. Si bien era tentador adaptar alguno de los libros que existen sobre el tema, me di cuenta de que para mí era crucial situar la película en tiempo presente. De esta manera pude delinear las consecuencias del brutal hecho histórico en la generación actual. Esta es la primera vez que incursiono en la noción de conciencia histórica con una magnitud superior. Lo que se destruye en el Genocidio Armenio no son sólamente las vidas humanas sino las huellas de nuestra humanidad. El desafío fue ensamblar las consecuencias épicas del genocidio con los momentos íntimos compartidos por los personajes contemporáneos. La historia épica se relata sin testimonios de los sobrevivientes, y esto obliga a mis personajes a unirse para alcanzar desesperadamente la verdad y la esperanza, para dar sentido a sus vidas a través de la comprensión de la historia que la película cuenta.” Mayrig (Madre) (Francia, 1991, 139 min.) Director: Henri Verneuil Guión: Henri Verneuil, basado en su novela homónima Elenco: Claudia Cardinale, Omar Shariff e Isabelle Sadoyan Tras la muerte de su madre en 1990, Achod Malakian (verdadero nombre de Henri Verneuil) escribió su novela “Mayrig” (Madre), un texto esencial de la literatura armenia, que desarrolló la temática del genocidio y sus consecuencias. Al año siguiente la dirigió. “Mayrig” es un aporte significativamente necesario, no sólo por su contenido sino por ser un trabajo puramente auténtico y emotivo. Es una de las películas más efectivas y menos pretenciosas, un film en dos partes que lamentablemente no tuvo distribución comercial en Argentina. Narra la historia de una familia armenia que, como otras tantas y como consecuencia del genocidio, se ve obligada a abandonar sus pertenencias, se ve forzada a escapar y a buscar una nueva tierra. Con “Mayrig”, Verneuil se propuso honrar la memoria de su madre y lo logró. Henri Verneuil Dixit “Esta es la película de mi vida. Está basada en la historia real de mi familia, de mi gente. Tenía la obligación, frente mi madre, de dirigirla y presentarla a las nuevas generaciones. Quiero que mi film sea amigo de Francia y de otras religiones y de otros pueblos. Quiero que sea apreciado por quienes aman a sus madres. Es para todas las almas abiertas, para el recuerdo de la infancia y para la compasión de todos los seres humanos. Elegí a Claudia para interpretar el personaje de mi madre primero porque ella es madre y, después, por su inmensa dulzura. Para interpretar mi personaje en la infancia se presentaron más de 600 niños. Fue muy difícil la elección del actor. Esta película es diferente a todo lo que hice. Editarla fue como amputar el cuerpo de un ser humano. Me pregunto cómo se puede hablar de una madre de más de 80 intensos años en menos de 3 horas de película.” La casa de las alondras / El destino de Nunik La Masseria delle allodole / The Lark Farm (Italia/Bulgaria/España/Francia: 2007, 122 min.) Dirección: Paolo Taviani y Vittorio Taviani Intérpretes: Paz Vega, Moritz Bleibtreu, Alessandro Preziosi, Ángela Molina Guión: Paolo Taviani y Vittorio Taviani; inspirado en la novela “La casa de las alondras” de Antonia Arslan El film puede dividirse en dos partes: la construcción de la situación socio-política del pueblo que va a ser masacrado y la representación del horror perpetrado por el Estado turco. El relato comienza en un pueblo del Imperio Otomano, con la muerte del patriarca de la familia Avakian, quien lega a su hijo Asadur la “casa de las alondras”. A los catorce años, Asadur viaja a Italia, donde se recibe de médico, hace fortuna en Venecia y nunca regresa a su patria. Cuando finalmente decide volver con su familia, Italia declara la guerra y las fronteras se cierran. Sus hermanos Aram (casado) y Nunik (aún soltera y enamorada de un oficial turco), viven en el Imperio Otomano. El partido nacionalista de los Jóvenes Turcos se impone, y comienza un tiempo de masacre, deportación y genocidio para los armenios. Lamentablemente, “La casa de las alondras” no tuvo la respuesta esperada, en parte porque no fue debidamente distribuida en el mundo. Es un film que lo tenía todo: producción, elenco internacional, dirección de notables, grandes decorados y exteriores, un libro impecable y respetuoso. Increíblemente, todo esto no fue suficiente. Aún así, “La casa de las alondras” se trasmuta en una verdadera lección de historia de la página más negra del pueblo armenio. Francesco y Vittorio Taviani Dixit “Siempre supimos de la tragedia armenia, pero lo que sabíamos no era suficiente. Por eso nos informamos más sobre esta terrible masacre de hombres, mujeres y niños perpetrada por el Estado turco. Han pasado varias décadas y el pueblo armenio aún espera justicia y reconocimiento. Con esta película procuramos aportar nuestro testimonio y encender una luz sobre esos acontecimientos. De todos modos, nuestra relación con el genocidio no nace por la maravillosa novela de Antonia Aíslan. Nuestra familia es oriunda de la Toscana. Como tantas otras familias, nuestros padres decidieron trasladarse a Roma. Poco después, una mujer llamada Melania comenzó a trabajar en casa. Era una mujer entrañable, excesivamente dulce pero con un dolor permanente en su mirada. Era armenia. Fue ella quien comenzó a narrar los terribles hechos por los que tuvo que pasar. Con este film quisimos reparar una vergüenza histórica –entiéndase “reparar” desde lo artístico. El arte tiene mucho poder y eso será importante que muchos lo entiendan.” Los cuarenta días de Musa Dagh Forty Days of Musa Dagh (Estados Unidos, 1982, 143 min.) Director: Sarky Mouradian Basada en la novela homónima de Franz Werfel. Elenco: Kabir Bedi, Ronnie Caro, Guy Stockwell El film narra cómo más de 1500 hombres, mujeres y niños resistieron el acecho de los turcos por más de cuarenta días hasta que fueron salvados por la armada francesa. Estos prefirieron morir matando a morir en las carreteras que les llevaban a la deportación y a la muerte. Si bien está basado en el texto de Werfel, la precariedad, la falta de producción, los escasos recursos, los actores sin experiencia y la dirección endeble son elementos que lo convierten en un verdadero exponente del cine “B”. Subasta de almas Ravished Armenia/ Auction of Souls (Estados Unidos 1919) Dirección: Oscar Apfel Basado en el libro homónimo de Aurora Mardiganian Elenco: Aurora Mardiganian, Irving Cummings y Anna Nilsson Del genocidio mismo a la pantalla. El libro “Subasta de almas” se publicó en 1918, poco después de que Aurora llegara a los Estados Unidos, y la película se filmó al año siguiente, aún en época de genocidio. Sufrió persecuciones, secuestro y se creyó totalmente destruida hasta que se rescataron algunos minutos de ella. Cabe destacar el gran trabajo del argentino Eduardo Kozanlian en el descubrimiento, preservación y difusión de los fragmentos de este film. “Subasta de almas” es el único registro personal filmado de lo que ocurrió entre 1915 y 1918 y es la historia de una bella mujer que vivía en la cuidad de Jarput con sus padres y las terribles desventuras que ella, su familia y toda la población armenia padecieron por parte de la inhumanidad turca. El film mostraba la desesperación de las madres armenias mientras se deshacían de sus hijos, las sanguinarias caravanas de deportados, el arresto de los intelectuales y sacerdotes armenios y el dolor que padeció un pueble pacifico e inocente. Es una película que, sin lugar a dudas, hubiese inducido a la realización de más films sobre el genocidio. Henry Morganthau, Embajador de los Estados Unidos en el Imperio Otomano, fue un testigo esencial de esta historia. El documental “Menk” (Nosotros), del genial Pellechyan, incluye fragmentos de esta película. Screamers* (Reino Unido, 2007, 91 min.) Direccion: Carla Garapedian Es un documental sobre la gira de la banda de rock System of the Down, confrontando el tema del Genocidio Armenio con la permanente negación turca. El film entrelaza y analiza los distintos genocidios y retrata la ceguera norteamericana. Rock, alegato y el eterno deseo de gritar para ser escuchado. Un clásico. Carla Garapedian Dixit “Creo que el film cambió los parámetros del debate sobre el Genocidio Armenio. Dio apertura aI baile de la palabra “G”, o sea la forma en que los políticos y los gobiernos juegan con la palabra genocidio. Retrató, además, la forma hipócrita en que muchos países se han relacionado con el genocidio y con la “intervención humanitaria” que han prestado. A veces “nunca más” no significa eso. Creo que es importante distinguir entre los hechos de la historia y los hechos políticos de la historia. A eso se refiere el baile de la palabra “G”. El film llegó en el momento adecuado y, fundamentalmente, cambió el debate. En estos momentos, estoy muy entusiasmada con mi nueva película, he estado trabajando en ella desde el 2011. El guión está basado en una historia real, muy conocida por muchos armenios: un crimen en 1920 pero visto desde un ángulo muy distinto. Filmaremos en Alemania, el Reino Unido y quizás en Armenia.” Stone, Time, Touch* (Canadá, 2006, 70 min.) Dirección: Garine Torossian La primera película delineada para enfrentar, de manera tan cruel como real, el viaje étnico; un periplo hacia la identidad, los ancestros y la sorpresa de la aceptación y del rechazo. Es un documental en forma de ensayo que separa y une, una construcción fílmica sobre las verdades fundamentales de Armenia y su identidad. Íntima y profunda, la película explora y sorprende el reencuentro y el descubrimiento del ser armenio. Es uno de los primeros trabajos que hizo hincapié en los derechos de la mujer. Mi hijo será armenio My son will be armenian (Canadá, 2004, 81 min.) Direccion: Hagop Goudsouzian El film retrata el viaje a Armenia del director junto a un grupo de canadienses de origen armenio, la búsqueda y el encuentro con los pocos sobrevivientes que han quedado. Hagop Goudsouzian Dixit “Haciendo esta película quise ir más allá de la identificación armenia con el dolor. Quiero que mi hijo crezca experimentando el placer y el orgullo de ser armenio.” Los tatuajes de mi abuela Grandma’ s tatoos (Suecia, 2008, 58 min.) Dirección: Suzanne Khardalian “La abuela Khanoum no es como las demás abuelas. Cuando era chica la veía como a una mujer mala. Detestaba el contacto físico. Una abuela que nunca besaba ni abrazaba. Usaba guantes para esconder sus manos y sus tatuajes. Escondía su secreto.” La directora revela el secreto de miles de mujeres armenias que sobrevivieron al genocidio pero fueron obligadas a prostituirse y a quienes se las tatuaba para distinguirlas de otras mujeres. Suzanne Khardalian Dixit “El tema de genocidio estuvo en mi agenda durante mucho tiempo. Quería hacer algo sobre el de Ruanda, abordando el tema de género y genocidio, algo de lo que recién ahora comenzamos a hablar. Generalmente el destino de las mujeres no se analiza. Me encontré con muchas mujeres en Estocolmo, quienes habían padecido la guerra, y el tema en común era la violación. Por supuesto, pensaba siempre en el Genocidio Armenio y me di cuenta que se había escrito muy poco sobre ellas. Me pareció curioso que, dentro toda la literatura que hay sobre el genocidio armenio, lo único que se dice de las mujeres es que fueron violadas, frases cortas, sin detalles. Trabajé sobre el tema, es una historia muy personal ya que encontré a mi propia abuela como víctima. Ella había estado allí y nosotros no teníamos idea.” Huérfanos del genocidio Orphans of the genocide (Estados Unidos, 2013, 91 min.) El film es un viaje emocional con material de archivo nunca visto hasta el momento, memorias y recuerdos de los huérfanos del genocidio armenio. El legado de Hagopian COLUMNA DESTACADA
- Michael Hagopian fue un sobreviviente del Genocidio Armenio. Avivó la memoria a través de su cine documental desde 1968, con más de 20 films. Sus 400 filmaciones a sobrevivientes constituyen el recuerdo y alegato invalorable de aquel inenarrable crimen.
- Michael Hagopian Dixit