Armenia histórica, en bicicleta
En un intenso viaje de veinte días, Arianne Caoili recorrió gran parte de Armenia Histórica con su bici para un proyecto solidario. Tras la aventura, se convirtió en la primera y única persona en lograrlo.
El viaje comenzó el año pasado cuando a Arianne le dieron ganas de hacer algo extremo. Para esto, que al principio parecía una locura, se reunió con historiadores y diseñó un plan para “atravesar lugares históricamente muy importantes de este lado del mundo. Quería ser la primera y la única en hacerlo”, cuenta. El proyecto tomaba forma y la planificación ya estaba lista, pero tuvo que posponer todo por un tiempo ya que, en septiembre de 2017, debía preparar su boda con Levon Aronian, el número uno del ajedrez armenio.
Llegó el 2018 y la idea volvió a estar sobre la mesa. Para poder cumplir con su objetivo, Arianne puso en marcha una exigente rutina: “Entrenaba en el gimnasio y, por supuesto, con la bici. Anduve mucho por las montañas de Armenia, que resultó un muy buen entrenamiento porque son caminos muy empinados y las condiciones son difíciles, así que fue fantástico”, recuerda. Durante varias semanas siguió con el arduo entrenamiento; incluso, cuando estaba de viaje, usaba el gimnasio del hotel. “Cuando ya faltaba un mes, andaba en bicicleta durante, al menos, dos horas; los fines de semana durante medio día; y hacía algún recorrido entre las montañas”, describe. Así, cada vez subía más las exigencias. Pero el comienzo no fue fácil. “Mi rutina física era muy intensa. El primer viaje en bici fue entre los caminos del Monte Aragats y ¡me estaba muriendo! Ahí dije ‘Por Dios, ¿cómo voy a hacer esto?’ Y pensaba: ‘No puedo echarme para atrás ahora porque ya les conté esta idea a muchos amigos’”, recuerda entre risas.
A esto hay que sumarle un cambio de hábitos alimenticios, porque para un desafío tan exigente no alcanza sólo con el entrenamiento físico. “La dieta es fundamental, tuve que hacer un cambio drástico. Consumía muchos carbohidratos de digestión rápida y azúcar a cada hora cuando pedaleaba. Llevaba conmigo algunos bocadillos, gomitas o barritas energéticas, también llevaba bebidas deportivas que son altas en azúcares, brindan energía y son fáciles de digerir al hacer ejercicio. Es requisito ingerir una dosis alta de bebidas isotónicas porque se pierde mucho líquido, necesitás producir mucha proteína, de lo contrario perdés masa muscular y eso es gravísimo porque hace que pierdas energías. También es muy importante consumir un batido de hierba de trigo cada mañana, porque te da una buena energía”, describe Arianne.
Para un viaje como el que planeaba, el estado físico no era la única preparación que requería. El aspecto histórico adquiere aquí gran relevancia. Para eso, la joven investigó y leyó mucho. Se reunió con profesores de la Universidad Americana de Armenia, con historiadores y arqueólogos para que la ayudaran a tener una mejor comprensión del lugar que estaba por recorrer. “También, por cuestiones de seguridad, me reuní con expertos en el tema, para poder estar preparada; más que nada, para prevenir decir las cosas equivocadas”, cuenta.
¿Por qué atravesar en bicicleta Armenia Histórica?
A Arianne siempre le llamó la atención esta región y pasó mucho tiempo leyendo sobre el tema, incluso a una temprana edad. “Me enamoré de la historia armenia cuando era muy chica. Leí el libro de David Lang, ese libro grande de tapa roja, cuando tenía 7 u 8 años. Siempre me fascinó esta parte del mundo”, recuerda. Además de ver con sus propios ojos aquellos lugares descriptos en los libros, el objetivo de Arianne es, también, dejar su marca. “Quiero tener en mi historia de vida el hecho de que contribuí de alguna manera con mostrar Armenia al mundo y recordarle a la gente qué es Armenia, qué logros tuvo y cuáles tendrá. Es algo grande porque muchas personas lo han hecho y yo quiero ser una de ellas. Todavía soy joven, tengo mucho por delante y al final de mi vida quisiera que uno de mis logros sea que fui una extranjera que mostró a Armenia al mundo de manera positiva”. Y a juzgar por lo que ha hecho y lo que cuenta, está en el buen camino para lograrlo.
En estos casi siete años que vive en Armenia, Arianne ha sido “armenizada”. Habla algo de armenio y recita poemas de Yeghishé Charents. Si bien para ella no es sencillo vivir en Hayastan, afirma que le encanta. “Hay muchas cosas buenas de vivir aquí, es un lindo estilo de vida, tengo grandes amigos acá y aprendí mucho sobre Armenia. Cada día me sorprendo de alguna manera y aprendo cada vez más. No es como vivir en Australia, donde todo es predecible. Quizás no hay muchos datos y hay que arriesgarse cuando uno quiere hacer algo y muchas veces puede fracasar. Pero creo que también de eso se trata el deporte: fallás muchas veces para finalmente ganar y lograr un objetivo, y Armenia es algo así”, describe y afirma: “Armenia es el país que moldeó mi vida más que cualquier otro. Simplemente, porque me casé con un hombre armenio, estoy aquí ahora y he tomado muchas decisiones importantes por Armenia. Así que, definitivamente, Armenia es mi hogar ahora y significa mucho para mí”.
Arianne nació en Manila, Filipinas, y se mudó a Australia a los 3 años, aunque pasó la mayor parte de su infancia en ambos lugares. Estudió economía y ciencias políticas y se especializa en consultoría de gestión y estrategias, tanto en el ámbito empresarial como en el gubernamental. Es jugadora profesional de ajedrez y entró al mundo del jaque – mate a los seis años: cuando estaba aburrida en la escuela, se ponía a mirar desde la ventana a los chicos más grandes que practicaban el juego de los reyes y así aprendió. Más tarde, pidió entrar al club de ajedrez y así comenzó su carrera.
Guarda el título de Maestro Internacional Femenino, ganó el campeonato de Oceanía de Mujeres y participó en siete Juegos Olímpicos Femeninos de Ajedrez. Vive en Yerevan desde 2013 y allí estableció la primera boutique de consultoría estratégica de Armenia, Akron Consulting, especializada en asesoría de negocios y políticas públicas. Allí también fundó el diario Champord (“Viajero”, en armenio), el único periódico gratuito de distribución masiva de la región del Cáucaso. Se desempeña como presidenta de la Junta Directiva de la Fundación Champord, una organización que trabaja para fomentar la educación de jóvenes periodistas armenios y el desarrollo de la sociedad civil. Además, Arianne tiene una faceta empresaria: es la directora ejecutiva de una de las distribuidoras de alcohol más grades de Armenia, 40 Degrees. ¡Y esto no es todo! A comienzos de 2018, lanzó su primer EP titulado Hold On, que incluye 5 canciones y, en cada una de ellas, demuestra la dulzura de su voz y despliega su talento. El disco está disponible en Spotify, en iTunes y también en YouTube.
Summer days: https://www.youtube.com/watch?v=fSdQHuoKnHA
Every little day: https://www.youtube.com/watch?v=mBv4fG8a92I
Hold on: https://www.youtube.com/watch?v=XPePHwZVUTA
On a string: https://www.youtube.com/watch?v=SkyPp-Z4jwE
To find you: https://www.youtube.com/watch?v=qksCquSyWUo
Los rastros de la historia
“El viaje a través de Armenia Histórica hizo que me sintiera orgullosa en cierto sentido y también me entristeció bastante cuando estuve en Bingöl (o Chabakchur, en armenio), en las regiones de Mush, Tatvan, Bitlis, Van, incluso en las regiones del norte o en Erzincan, en Erzerum. En todos esos lugares realmente se percibe lo que fue la tragedia de 1915. Desde un auto es diferente, pero cuando uno está expuesto a todos los elementos: las vistas, los olores, los ríos… están al lado del camino y, cuando vas en bici, están ahí nomás, a algunos metros. Al ver todo eso, es inevitable pensar en la historia”, se emociona Arianne al referirse al Genocidio que ocurrió en esas mismas tierras, donde más de 1.500.000 armenios fueron asesinados. “Sabés que arrojaban los cuerpos a los ríos, sabés que las deportaciones masivas fueron a través de estos caminos. Al pasar por ahí podés imaginarte las largas filas de armenios, miles y miles de personas caminaban y morían allí mismo, las mujeres violadas… ¡Todo eso pasaba ahí! Y ahora no pasa nada, la gente del lugar sonríe, está todo bien y no hay señales de nada. Eso es muy triste. Estuve en Akhtamar y escuché a un guía turístico turco decir tan solo que ‘esta es una iglesia armenia’ y omitió muchos detalles importantes. De eso se trata la historia y es el reconocimiento de lo que sucedió, creo que es muy importante hacerlo”, sentencia.
El sentido de la paranoia
Arianne describe el camino como “bastante seguro”. Vio paisajes increíbles, degustó ricos platos y se encontró con gente muy amable, en su mayoría kurdos o árabes. “Me recibieron con algo de shock, porque es un poco loco que una mujer viaje sola en bicicleta por ahí. En las fotos se puede ver que en su mayoría eran chicos y hombres alrededor, sorprendidos y sonriendo. Me trataron muy bien, me apoyaron y hubo algunos chicos, especialmente chicas jóvenes, que se sintieron inspirados con lo que hacía, así que eso me pone muy feliz”, relata. “La gente es amigable; diría que, incluso, es seguro. Pero se puede percibir el sentido real de la paranoia. Quiero decir, en Turquía está institucionalizado el robo de la historia y lo siguen haciendo. Han fomentado un entorno en el que los ciudadanos no turcos se sientan perseguidos”, explica.
Cuando comenzó con la planificación del viaje, le preocupaban las cuestiones relacionadas con el Estado Islámico y los problemas que tiene Turquía con los refugiados que llegan de Medio Oriente, pero conforme fue pedaleando y, al visitar los diferentes pueblos, observó que había otras cuestiones: “Se puede decir que hay mucha animosidad entre los turcos, los kurdos, los árabes, especialmente los recién llegados de las fronteras. Creo que el problema más grande es entre los turcos y los kurdos. Hay lugares que son realmente peligrosos y entiendo por qué hay controles tan seguidos por parte de la policía militar. Si bien hay lugares que son más peligrosos que otros, más que eso es la sensación de miedo y de paranoia por actuar de cierta manera, por mostrar alguna foto o alguna bandera, no hablar tu propio idioma y esconder ese hecho. Eso se puede sentir entre la población no turca y eso es real”, relata.
Respecto a las autoridades locales, Arianne y su equipo no tuvieron grandes problemas pero, en uno de esos intensos controles que describe, la pararon y revisaron su casco de una manera detallada y minuciosa. Sin embargo, el altercado más grande llegó luego. Arianne le había pedido a Garegin, el periodista del diario Champord que la acompañaba, que llevara su campera por si más tarde refrescaba. Él la guardó en el bolso que tenía en la parte trasera de su bicicleta. Cuando llegaron a otro de los puestos de control, la situación se puso tensa porque los militares vieron que llevaba una campera particular. “Lo revisaron unas tres veces y se enojaron mucho al ver la chaqueta”, dice Arianne. Se trata de una campera blanca que llevaba escrito “Armenia”, con algunos trazos con los colores de la bandera. “No les gustó que fuese una campera de Armenia y decían ‘Acá no se usa nada que no sea la bandera turca’, estaban muy enojados”. Pero el incidente no terminó ahí sino que trajo consecuencias. Ya se había corrido la voz de que había “unos armenios en bicicleta” y la policía les preguntaba a los lugareños si tenían conexiones con ellos, por lo que nadie les brindaría ayuda. En medio del camino, se encontraron con un camping donde pensaron que podrían pasar la noche. “Cuando estábamos ahí, se nos acercó un policía y nos dijo ‘Si quieren, se pueden quedar acá esta noche, pero sepan que algo puede pasar’”, recuerda Arianne. “Toda esa situación se sintió fascista y racista. No se puede subyugar a la población a través del miedo. El hecho es que estas cuestiones nacionalistas son tan crudas que hacen que se respire paranoia en el ambiente y se genere una desconfianza entre la gente. Los kurdos no hablan su idioma porque tienen miedo, se ha cultivado un ambiente de mucho temor”, concluye. “Estaba furiosa, muy enojada por la situación. Pero si pienso en eso hoy, en retrospectiva, quizás es posible que además nos estuvieran advirtiendo sobre algo, porque después supimos que al día siguiente estalló una bomba en ese mismo lugar. Es un territorio donde se dan muchos de los conflictos entre kurdos y turcos y por eso se hace peligroso. Fuera de eso, es un lugar completamente seguro. Solo hay que estar al tanto de lo que sucede a nivel político”, explica.
Libre en Irán
Después de pedalear durante 17 días, Arianne llegó a la frontera de Turquía con Irán. Y, paradójicamente, ese fue el día más complejo debido a los intensos vientos que dificultaban el avance. Había caído la noche y hacía mucho frío, pero el límite estaba cerca, no era momento de bajar los brazos. Pero recibió otro revés: la frontera estaba cerrada, recién abriría al día siguiente a las 8 de la mañana y era peligroso acampar allí afuera. Afortunadamente, los habitantes de un pueblo cercano permitieron que pasaran la noche en su oratorio. “No es de esperar que un extranjero diga ‘Me siento libre al llegar a Irán’, pero honestamente, cuando llegué a la frontera me sentí increíble. Me sentí libre. A pesar de que tenía que usar el hijab (velo), cosa que no tuve que hacer en Turquía, tuve esa sensación de libertad porque podía hablar sobre lo que quisiera. Además, allí hay un reconocimiento de la historia. Por ejemplo, la iglesia de San Stepanós, los nuevos letreros con información turística, están también en armenio. ¡Hay un reconocimiento y eso está bueno! El gobierno iraní apoya la reconstrucción y restauración de las iglesias armenias y así es como debería ser”, se esperanza Arianne.
La victoria de la mente
La aventura empezó en un lugar lleno de historia: la Fortaleza de Córico, Cilicia, en Ayas, actual Turquía y donde Marco Polo comenzó su expedición hacia el este. En su ruta, Arianne pasó por lugares de gran importancia histórica tales como el Monte Nemrut, donde el Rey Antíoco construyó un túmulo que alguna vez fue custodiado por estatuas gigantes de las deidades armenias, griegas y persas. Hoy quedan las ruinas. Pasó también por la ciudad fundada por Alejandro Magno a orillas del río Éufrates, Zeugma, que posee un tesoro en mosaicos. Recorrió las zonas de Van, Mush, Diyarbakir y otras ciudades armenias. Tras pedalear por más de 20 días y recorrer 19.000 kilómetros, Arianne logró la hazaña. Después de tanto planificar, pensar, investigar y trabajar, la victoria fue suya. “¡Me sentí increíble!”, se entusiasma Arianne, y la alegría en su voz es inconfundible. “Es increíble ser la primera y única persona en hacer algo tan épico e históricamente significativo. Tengo que agradecerle a Dios por mantenerme a salvo y creo que, desde el punto de vista emocional y deportivo, me gusta hacer este tipo de acciones porque, cuanto más te desafiás a vos mismo y luego cuando llegás al objetivo, obtenés un nuevo sentido de confianza que nadie te lo puede quitar. Me parece importante lograr este tipo de cosas en la vida porque sirve para recordarte de qué sos capaz. Creo que es así en la vida, en los negocios, en todo lo que hagas. Puede ser difícil pero, cuando vas por el objetivo, obtenés un nuevo sentido de confianza. Es esa capacidad de no dejarte intimidar por nada y luego saber que todo es mental y uno va construyendo ese músculo mental. Para mí fue eso. Fue la victoria de la mente”.
El componente solidario
Poco antes de embarcarse en esta aventura, Arianne comentó su proyecto con algunos amigos. Ellos, fascinados con su plan, le sugirieron que con su idea innovadora podría llegar a recaudar fondos para obras benéficas. Así nació la acción #Bike4COAF y #Arianne4COAF. “Elegí trabajar con COAF porque es una institución que respeto. Me acerqué a Garo Armen y a su esposa Alice y les pregunté si querían formar parte del proyecto”, cuenta Arianne. Si bien hubo poco tiempo de anticipación, la campaña fue un éxito y se recaudó dinero suficiente para costear nuevos proyectos en los pueblos de Armenia. “A gran escala, no es mucho dinero, pero para lo que la organización hace para Armenia, sí lo es y alcanza a muchos chicos. Setecientos chicos podrán tener acceso a la educación física y deportiva. Eso es realmente importante para entrenarlos desde una temprana edad para que no le tengan miedo a la competencia y tengan un empuje físico y mental”.
Antes y durante el viaje se puso en marcha esta campaña solidaria que se viralizó a través de las redes. La recaudación de fondos se hizo a través de del crowdfunding, o financiación colectiva,ypara ello se utilizó la plataforma online GoFundMe, que recibía el dinero a través de donaciones que se hicieron desde todo el mundo, algunas de ellas anónimas.
¿Qué es COAF?
COAF, por sus siglas en inglés –Children of Armenia Fund- es una ONG que emplea enfoques dirigidos por la comunidad para mejorar la calidad de vida en las zonas rurales de Armenia, especialmente de los niños y jóvenes. Los ámbitos de desempeño clave de COAF son la educación, la salud, el desarrollo social y económico. La organización comenzó su primer programa en 2004 en un pueblo y se expandió a 44 pueblos en las regiones de Armavir, Aragatsotn, Lori, Gegharkunik y Tavush. Calculan que su impacto ha alcanzado a más de 75.000 personas.
www.coafkids.org
¿Por qué COAF?
“Escogí COAF porque tengo un alto nivel de confianza en ellos, sé lo que hacen. Además, el Consejo Directivo de la organización cubre los gastos de todas las operaciones cada año, de modo que cada dólar que se dona es estrictamente destinado a los proyectos, no se utiliza para mantener el funcionamiento de la institución, cosa que sucede con la mayoría de las organizaciones benéficas y las ONGs. COAF tiene un programa deportivo en los pueblos, eso se alinea con el estilo de vida saludable y especialmente sirve para que las chicas jóvenes también se involucren con el deporte. Por todo esto, porque nuestros lineamientos coinciden y porque confío mucho en ellos, los escogí y ellos aceptaron mi propuesta”.
Champord
Literalmente, significa viajero en armenio y es el único periódico que se reparte de manera gratuita y masiva en el Cáucaso. Arianne lo fundó en febrero de 2016 y su objetivo es brindarles a los residentes de Yerevan un periódico en un tamaño cómodo, fácil de leer, accesible y con artículos de calidad. Allí se pueden encontrar temas como la reforma constitucional, la reforma fiscal, las políticas públicas, la economía, los problemas sociales, el trabajo que realizan las diferentes ONGs: es decir, historias informativas sin tintes políticos. “Si recibo fondos de manera independiente, significa que no voy a ser una prensa política y amarillista”, afirma Arianne.
El diario se distribuye en el subte, en los autobuses, en algunas librerías y, recientemente, se han dispuesto espacios para que se pueda obtener, también, en las oficinas que tiene HayPost (correo postal de Armenia) en el centro y en algunas de las regiones del país. Esto ha posicionado a Champord como una publicación que supera 10 veces a otros medios impresos de Armenia, incluyendo periódicos y revistas.
En estos casi tres años, el diario ha logrado hacer un foco más regional y contar historias que abarquen todo el país. “Mientras que otros medios no le dan mucha importancia, nosotros somos el primero en enviar a los periodistas a las distintas regiones de Armenia y escribir sobre temas tales como las mujeres emprendedoras, la situación en los pueblos, el compromiso civil. Claro que los medios tradicionales no lo hacen porque no es rentable”, explica la joven oriunda de Manila.
Durante las mañanas de Yerevan, casi todos las personas que están en las calles llevan el diario en la mano. En las marshrutkas (combis de transporte público) y en el metro muchos van sentados leyéndolo. En poco tiempo, el diario se ha convertido en un clásico de la mañana yerevantsí. ¿Qué pasaría si Champord cruzara las fronteras y llegara a otros países? El sueño de Arianne es justamente ese: ir más allá y lograr que Champord sea un puente entre Armenia y la Diáspora
En su sitio online se pueden encontrar todas las ediciones, desde el primer día. Una particularidad del diario es que apenas tiene publicidad. “Lo único que publicitamos es sobre ONGs y su trabajo, y también publicamos anuncios de becas”, dice Arianne. Champord se financia a través de donaciones independientes y, gracias a eso, fue posible cubrir las impresiones hasta el final del 2018. “Ahora estoy en la búsqueda de donantes. Seguimos trabajando con el mismo equipo, pero no podemos imprimir. Nuestros archivos están limpios, los libros son transparentes, al igual que nuestro Consejo. En cuanto encontremos la financiación, volveremos a estar en papel, que por eso mismo es famoso Champord”, explica.
La reina y el rey
No hay dudas de que el ajedrez y la vida unieron a Arianne y Levon. Técnicamente, podrían haberse conocido en 1996, durante el Campeonato Mundial Juvenil de Ajedrez en Menorca, del que ambos participaron. Pero el encuentro se dio diez años más tarde, cuando un amigo en común (también ajedrecista), el Maestro Internacional Alex Wohl, quien fue el primer entrenador de Arianne y conocía a Levon desde los 14, los presentó. Y ahí comenzó la historia. Se comprometieron en 2015 y en septiembre de 2017 dieron el sí, justo después de que Aronian se alzara con la Copa del Mundo de Ajedrez en Tiflis, Georgia. ¿Qué mejor que celebrarlo de esta manera? La ceremonia se realizó en Saghmosavank, monasterio que data del siglo XIII situado casi al borde del precipicio y que regala unas vistas increíbles de las montañas armenias. La recepción se celebró en Yerevan: una fiesta muy divertida y emotiva en la que Arianne se lució al bailar el tradicional “Harsi Par” (El baile de la novia) e interpretó una hermosa danza armenia. Por su parte, Levon se animó a subir al escenario y cantó “Im Yerevan” (Mi Yerevan).
En la ruta y durante todo el viaje, un auto siguió a Arianne para poder registrar el recorrido mediante fotografías y video y, también, para brindar seguridad en caso de que fuera necesario, al pasar por los territorios más peligrosos.
Créditos de las fotos: Garegin Aleksanyan para Champord.am