Las calles de Yerevan
Dos mil ochocientos años de historia que fluyen a través del perfume de damasco que esparce el viento de verano, la fortaleza de Erebuní sobre la colina, los edificios con tonalidad rosada y el sol eterno. Los chicos que corren por los patios internos, juegan a la pelota, arrancan frutas de los árboles, juegan con el agua o con la nieve en invierno. La ropa recién lavada que cuelga de manera ordenada en las ventanas que dan al patio interno. Los pintorescos cafés que invitan a tomar algo por la tarde o a un brunch los fines de semana. El aroma a olivo silvestre (փշատ) que aún recuerdan los viejos yerevantsís. Los abuelos que toman de la mano a sus nietos y los llevan a pasear por el Parque de la Victoria mientras que, en todo momento, la estatua de la Madre Patria custodia cada kilómetro de la frontera. Algo así es el día a día en Yerevan y, gracias a la tecnología, quienes estén a miles de kilómetros también pueden verlo en cualquier momento y a través de una mirada local, bajo la cuenta de @StreetsofYerevan, en las redes sociales.
Corría el año 2013 y, lo que parecía ser un hobby, se transformó en una vidriera que exhibe con orgullo la cotidianidad de Yerevan. La idea de Anna era sacar fotos mientras caminaba por las calles y, entre un paso y otro, se dio cuenta de que había algo en el día a día de la ciudad y ella quería compartirlo. “Después de vivir en el extranjero por un tiempo, volví a Yerevan y quise mostrarle al mundo la belleza de mi ciudad. En ese momento, casi no había fotos de ese ‘Yerevan oculto’ en Instagram. Entonces, empecé a usar los hashtag #StreetsofYerevan y #Yerevan para que la gente pudiera ver el contenido sobre mi Yerevan secreta”.
Anna es una joven yerevantsí que vive y trabaja en la ciudad capital. Obviamente, le gusta la fotografía y ama viajar, lo hace cada vez que puede. Nunca se muestra delante de las cámaras porque “esto se trata de Yerevan, no de mí”, y su máxima exposición resultan ser sus pies cuando muestra los patterns de las veredas de la ciudad. De hecho, una vez un seguidor la reconoció en la calle, justamente ¡por sus zapatos!
Para Anna, cada ciudad tiene una voz propia pero muchas veces la vorágine cotidiana nos impide escucharla. Por eso le dedica tanto tiempo a Yerevan: para mostrar su esencia, el sol que se refleja en los edificios soviéticos, sus fuentes de agua, sus sombras danzantes. “La belleza de Yerevan radica en lo cotidiano y es lo que intento mostrar a través del lente. Yerevan es una ciudad de encrucijadas, un lugar de encuentro entre lo antiguo y lo moderno, me encanta cómo estos elementos se conjugan y el resultado es extraordinario”, dice. El objetivo de Anna es claro: quiere revelar los rincones ocultos de la ciudad, esos que no aparecen en los artículos turísticos, pero que valen la pena ver al igual que el Top 10 que cualquier guía menciona. “Quiero que el mundo conozca los rincones escondidos de Yerevan”, remarca. Pero lo cierto es que hay esencias que le escapan al lente de la cámara y es necesario estar en el lugar para sentirlas, y eso es fundamental para ella: “Quisiera que la gente venga a ver estos lugares por sí mismos, que muchas personas vengan a visitar Armenia y sientan su calidez y hospitalidad”, dice convencida. Todo este amor que le tiene a su ciudad y el empeño que pone para que todo el mundo la conozca, le ha sido retribuido en forma de un apodo que le puso uno de sus amigos: hace rato que a la llaman “YerevAnna” y a ella le brillan los ojos cada vez que le dicen así.
Una urbe de contrastes
“Me encanta toparme con autos antiguos, con puertas ancestrales y diseños únicos. Pero Yerevan no es sólo eso, se trata también de la diversidad. Aquí hay iglesias apostólicas armenias, ortodoxas rusas y hasta una mezquita persa”. Todos los que hemos visitado este pequeño territorio de 227 kilómetros cuadrados sabemos a qué se refiere Anna: es como si toda la región se condensara aquí. Sus edificios rosados, la arquitectura que atestigua diferentes etapas históricas, las estatuas esparcidas por toda la ciudad, las entradas a los edificios, las puertas de comienzos del siglo pasado, los parques… El aroma a pan lavash recién horneado, los helados en cada esquina, los árboles frutales a cada paso y la historia que no pasa desapercibida. “Yerevan es como un complicado rompecabezas compuesto por historias que intento armar a través del lente de la cámara”, cuenta Anna, y sabemos que lo logra. “Todas las ciudades son únicas, pero cuando empezás a caminar por las calles, por los patios y ves a la gente, te das cuenta de que Yerevan tiene todo; desde el aroma a dolmá, hasta lujosos autos Lamborghini recorriendo la ciudad. Y la cereza del postre, por supuesto, es el majestuoso Ararat, que se ve, aunque intente esconderse, desde casi todos los rincones de la ciudad, pero especialmente desde las escalinatas de Cascade. Creo que uno de los rasgos que hacen única a Yerevan son los contrastes”, concluye.
Streets of Yerevan está presente en las principales redes sociales y tiene miles de seguidores en cada uno de sus canales. Entre su público hay muchos que no son armenios y han desarrollado un gran interés por visitar el país luego de ver las fotos que Anna publica a diario. “Me siento muy motivada y también me genera mucha responsabilidad. Más que nada cuando me escriben personas que tienen problemas de salud que les impiden venir aquí. Muchos me dicen que sienten que viajan a través de las imágenes, especialmente a través de las historias de Instagram”, cuenta Anna. Por eso, la joven armenia se lamenta que esto sea solamente un pasatiempo y no un trabajo de tiempo completo; “Muchas veces siento que puedo hacer más, pero lamentablemente no llego”. Aún así, logra conjugar esta tarea tan importante con sus responsabilidades laborales y su vida diaria para continuar mostrando la ciudad que es más antigua que Roma y acortar esos miles de kilómetros que separan Yerevan de muchos de sus seguidores.
El plus que tiene @StreetsofYerevan radica en que vemos la ciudad a través de los ojos de una yerevantsí que ama su ciudad y que ha caminado esas calles desde que nació. Aquí no vemos sólo imágenes bonitas: se trata de los colores, los detalles, las formas y la vida de Yerevan. Anna conoce cada rincón, la particularidad de cada patio, la panadería que hace el mejor khachapurí o la puerta más antigua. Intenta compartir algo de esa magia que todos sentimos cuando estamos en Yerevan, esa que genera la brisa veraniega que corre entre los rayos de sol o esos copos blancos que caen del cielo cuando bajan las temperaturas. Y aunque una imagen valga más que mil palabras, también vale visitar la ciudad y tomar fotos desde la perspectiva de cada uno.
Para Anna (y también para muchos de nosotros), Yerevan es su hogar.
Ping Pong
Un lugar en Yerevan: cualquier patio interno
Un momento del día: la mañana
Una hora del día: el amanecer
Una estación del año: la primavera
Una calle: es muy difícil escoger una: Kokhghbatsí, Teryan, Zakyan, Av. Komitás…
Escena preferida para tomar fotos en Yerevan: la ropa recién colgada en los patios