Una mirada al 2020
Mis compatriotas, tanto en Armenia como alrededor del mundo, estamos finalizando un año que ha sido dramáticamente diferente a cualquier otro que recordemos. Un siglo después de la gripe española de 1918, el mundo perdió cerca de dos millones de almas por la pandemia de Covid-19. Para los libaneses-armenios, en 2020 se produjo la devastadora explosión portuaria de Beirut y un colapso de la confianza en el gobierno – irónicamente, durante el mismo año que marcaba el centenario del Líbano como estado independiente. En Armenia, fuimos testigos de la devastadora Guerra de Artsaj de 2020, que planteó una derrota militar y sociopolítica para nuestro pueblo. Si bien la guerra nos unió a través del mundo y movilizó a muchas personas con buena voluntad para ayudar al país a ponerse en pie, su profundo impacto moral y material ha dejado a los armenios tambaleándose.
Durante casi un año entero, nuestro mundo se ha limitado a un estilo de vida con distancia social, con familias y amigos incapacitados de saludarse y abrazarse con libertad. Algunos han perdido a sus seres queridos de la noche a la mañana; otros han perdido sus medios de subsistencia o fuentes vitales de ingresos, ya que la pandemia devastó la economía mundial y tocó a casi todos, independientemente de su riqueza, edad o situación sociocultural. Con la esperanza de las vacunas ampliamente disponibles en el horizonte, podemos empezar a sentirnos optimistas sobre la superación de este enorme desafío.
Incluso mirando en retrospectiva este año tan oscuro, podemos encontrar momentos de luz, unidad y fuerza. Mientras nuestras actividades presenciales disminuyeron, la tecnología se implementó de manera creativa y se puso a prueba. Los voluntarios y el equipo de UGAB lograron, a pesar de las dificultades, conectar e involucrar a personas de todas las edades y en todos los continentes. Hemos sido anfitriones de foros y conversaciones muy necesarias para educar a decenas de miles, incluso aquellos que no forman parte de nuestro mundo armenio. Estoy orgulloso de la habilidad de UGAB para adecuar sus enfoques y actividades. Hemos demostrado agilidad, pensamiento innovador y ejecución, todo con una genuina empatía. Sobre todo, hemos demostrado apoyo en momentos críticos cuando más se necesitó y estoy agradecido a todos aquellos que con eficacia hicieron posible este importante trabajo.
Este año, el tema principal en el que pusimos nuestros esfuerzos fue la ayuda humanitaria. Con la crisis mundial alimentaria que alcanzó a tantos, nuestras comunidades en todos los rincones aceptaron el desafío, proporcionando sustento y atención a quienes los rodean. Todo esto fue gracias a la enorme generosidad de sus donaciones y el incansable compromiso de nuestros voluntarios.
Cuando todos parecíamos aclimatarnos a una nueva forma de vida, nuestra comunidad fue sacudida por la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto. Afectó dolorosamente a la población armenia de la ciudad, que ya se había enfrentado a un año traumático con el colapso económico del Líbano. Cuando hubo vidas destrozadas, UGAB una vez más dio un paso adelante para ayudar. Gracias a nuestros miembros, amigos y colaboradores, obtuvimos los medios necesarios para limpiar la destrucción, reconstruir casas, brindar alimento y suministros médicos a los necesitados, y ofrecer incontables actos de ayuda filantrópica. Nuestros Scouts y voluntarios fueron ejemplares al demostrar el verdadero espíritu de unidad, servicio y compromiso cívico en estos tiempos de gran necesidad.
Al siguiente mes, los armenios de todo el mundo quedaron sorprendidos por el estallido de la guerra en Artsaj. Nuestra República de Armenia, que había estado en un brillante camino hacia la prosperidad y estabilidad, sufrió un revés masivo. La ofensiva lanzada por las fuerzas turco-azeríes el 27 de septiembre resultó en la pérdida de una gran parte de Artsaj y la destrucción de mucha de su infraestructura. Aún más devastador, se llevó las vidas de más de 5.000 soldados en menos de seis semanas, dejando 10.000 heridos y cerca de 70.000 civiles desplazados de sus hogares. El alcance completo de esta creciente crisis humanitaria se aclara cada semana. Todo esto ha dado lugar a una nación deprimida y desmoralizada, atrapada en luchas políticas.
Terminamos el año golpeados por la oscuridad de la confusión y el luto, pero sabemos que Armenia y los armenios nos recuperaremos, como lo hemos hecho siempre, haciendo uso de nuestra inigualable resiliencia, inteligencia y arduo trabajo para hacer frente a los desafíos de cada día. Usando nuestra fuerza individual y colectiva, superaremos cualquier dificultad que se nos presente. No podemos olvidar que hemos sobrevivido a casi la aniquilación como pueblo, seguido de décadas de incertidumbre política, dispersión de la diáspora y convulsiones dramáticas en el medio oriente. Seguimos de pie porque los armenios nunca dejamos que la oscuridad se apodere de nuestro espíritu de servicio y resiliencia. Esta no es una hazaña pequeña.
El fin de este tumultuoso año es momento de una profunda reflexión. Hemos analizado justamente todo lo que hemos hecho en casi treinta años desde la independencia de Armenia y a lo largo de la historia que remite a más de un siglo desde nuestra primera república. Es importante mirar atrás y hacer un recuento de cada supuesto, cada estrategia, cada proyecto, incluso de la dinámica entre el Estado y la diáspora. Así es como entenderemos que podríamos haber hecho mejor y que necesitamos hacer a continuación. Así es como evolucionaremos y nos fortaleceremos como individuos y como institución.
Muy pronto, esta solemne introspección nos llevará a un nuevo e innovador modelo de estado y construcción comunitaria, con estrategias para construir un futuro brillante. Como pueblo, tenemos la habilidad, el talento y el compromiso para mejorar nuestras fortunas y fortalecer nuestras defensas. También disfrutamos de ventajas que nunca antes habíamos tenido, como acceso a tecnologías de vanguardia y la capacidad de mantenernos conectados entre nosotros en tiempo real. El siglo XXI es el reino de la economía del conocimiento. Esta es una era en la que realmente podemos sobresalir, ya que diseñamos sistemas más inteligentes y sacamos nuestras mayores fortalezas como personas. Debemos aprovechar estas aptitudes y construir una nueva visión para construir el futuro que queremos ver.
Que este momento oscuro de nuestra transformación nos lleve a un futuro más brillante, uno en el cual nuestra unión pueda construir una fuerza nueva y aún mayor. Cada uno de nosotros tiene un rol que cumplir y una contribución que hacer para la renovación de nuestra nación. UGAB se compromete a la importante tarea de construcción y desarrollo de la nación. Estamos aquí para apoyar a los armenios de todas partes y trabajar con todos aquellos que deseen colaborar con el bien común. Hay espacio para que cada uno pueda brindar, su tiempo, su experiencia y su buena voluntad.
Gracias por su compromiso y cuidado continuos con la vida armenia. Les deseo a ustedes y a sus familias, paz, prosperidad y buena salud en el 2021.
Cordialmente,
Berge Setrakian
President of AGBU