AGBU ayuda a Armenia a superar los déficits en el alcance global de sus medios de comunicación con una formación en periodismo
Entre las muchas duras lecciones que aprendieron los armenios durante la Guerra de Artsaj de 2020, se encontraba su incapacidad de construir una respuesta coherente y persuasiva ante las desenfrenadas y falsas narrativas difundidas en los medios de comunicación internacionales por Azerbaiyán y Turquía. Sin lugar a duda, esto resultó en un claro sesgo a favor de Azerbaiyán y Turquía, no solo en los medios de comunicación extranjeros, sino también en la geopolítica y la diplomacia. Los Jóvenes Profesionales de AGBU (YP) de Madrid, España, decidieron tomar cartas en el asunto a través de un curso de cinco días en Armenia, denominado ‘Storytelling in Journalism: From Hard Data to Harder Narratives’.
El presidente de YP Madrid, Diran Guiliguian, explicó con más detalle la motivación del mismo: “Armenia, claramente, perdió la guerra de la comunicación en Artsaj. Esto es porque no contábamos con una estrategia estable para coordinar nuestros esfuerzos durante la guerra. También, porque pasamos la mayor parte del tiempo hablando entre nosotros, en lugar de dirigirnos al mundo exterior. Sin saber cómo abordar este tema, hizo falta el consejo de un reportero extranjero para que se nos ocurriera llevar a cabo una formación en periodismo”.
El programa, que tuvo lugar en la ciudad de Goris, al sur de Armenia, del 2 al 7 de agosto, puso al enérgico equipo de Ronak Press en una sala con periodistas en formación y en activo de Armenia y Artsaj, con el objetivo de enseñarles a llegar a un público internacional con historias desde sus propios hogares.
Como organización sin ánimo de lucro con sede en el País Vasco, España, Ronak Press reúne a reporteros internacionales que trabajan en prensa, fotografía y medios audiovisuales para cubrir historias de guerra, desde puntos críticos a lo largo del paralelo 33, empezando por el Sáhara Occidental, en África, hasta Baluchistán Oriental, en Asia Occidental. Este grupo de cinco también ha realizado talleres sobre herramientas periodísticas para reporteros locales en Argelia, Libia y el Kurdistán iraquí.
“Durante la guerra en Artsaj, me di cuenta de que muchos periodistas locales se autocensuraron y se dedicaron a la propaganda para ayudar a la causa armenia”, dice Karlos Zurutuza, cofundador de Ronak Press, quien inicialmente sugirió el programa a Guiliguian y se encargó del módulo de formación en prensa. “Al mismo tiempo, había reporteros de guerra curtidos por la batalla que, mientras estaban sobre el terreno, carecían del bagaje histórico y cultural necesarios para cubrir el conflicto sin caer en clichés. Es esa carencia – la de que un reportero armenio sea capaz de hablar sobre el tema de manera informada e imparcial – la que impulsó la formación de Storytelling in Journalism”, explica el periodista vasco, cuyos reportajes sobre la guerra en Irak, Siria y otros lugares han protagonizado los titulares de Deutsche Welle, Al Jazeera y Middle East Eye.
La formación se había organizado en dos partes, con la primera mitad del día dedicada a aprender sobre la teoría que hay detrás de la prensa, la fotografía y el vídeo, incluido el arte de presentar las historias a la prensa internacional y el manejo de una cámara de fotos y de vídeo. La segunda parte llevó a los participantes a salir a las calles de Goris, en busca de historias sobre la comunidad local, una comunidad que lidia con la presencia azerbaiyana en sus puertas, tras la entrega de la región de Lachin, anteriormente controlada por los armenios. Este ejercicio les sirvió como trabajo final de curso.
El tercer día estuvo marcado por la visita sorpresa del ministro de Asuntos Exteriores de Artsaj, David Babayan, quien respondió a las preguntas sobre la situación actual en la región y sobre los problemas a los que se enfrentan los periodistas para acceder a Artsaj. El ministro confirmó la prohibición parcial que hay sobre los medios de comunicación, refiriéndose a la amenaza que suponen las filtraciones de información y que podían poner aún más en peligro la ya frágil seguridad de la zona.
Anahit Margaryan Antonyan, de 27 años, es una estudiante de doctorado que investiga el genocidio en las fuentes españolas, en las universidades de Cádiz y Granada, al sur de España. En un descanso y estando en Armenia con el objetivo de explorar los archivos del Museo e Instituto del Genocidio Armenio para su tesis, se inscribió a la formación para “aprender a exportar las muchas historias dignas de Armenia al mundo”, en calidad de colaboradora ocasional de un periódico local. “El curso me enseñó a ver los problemas que enfrenta mi país desde un punto de vista menos emocional y más objetivo, de manera que su cobertura cumpla mejor con los estándares de un público internacional”, dice.
Para Anush Ghavalyan, de 33 años, presentadora de Artsakh Public TV, las posibilidades de que eso sucediera parecían mucho menos probables. “Cuando me inscribí a la formación, no creía que las historias de Artsaj producidas por un periodista armenio pudieran atraer a un público extranjero. Estaba convencida de que serían descartadas por ser subjetivas, a pesar de nuestros mejores esfuerzos”, admitió.
Tras cinco días de formación, Ghavalyan cambió de parecer. “Me ayudaron a entender que no se trata de la nacionalidad del reportero, sino de la calidad del trabajo que se presenta”, dice. “Y es exactamente eso lo que queríamos lograr aquí”, agrega el tutor de fotoperiodismo del curso, Andoni Lubaki, quien cofundó Ronak Press con Zurutuza en 2016 y cuyos trabajos han aparecido en Associated Press, Newsweek y The New York Times.
Ese cambio de perspectiva se hizo también más evidente para los demás participantes, según Jewan Abdi, cámara y productor de la BBC y que en el curso se encargó de la formación en vídeoperiodismo. Señaló que, al final del programa, la mayoría de los participantes mostraban “ansia por trabajar y lograr cambios” en la industria de la información en Armenia. “Estoy seguro de que no pasará mucho tiempo hasta que veamos los nombres de algunos de nuestros estudiantes en los títulos de las principales publicaciones”, dijo.
El programa concluyó con una ceremonia de entrega de certificados, junto al presidente de AGBU Armenia, Vasken Yacoubian, y al presidente de YP Yerevan, Haykaz Nahapetyan, quienes también asistieron a la cena de despedida organizada para esa misma noche. “AGBU siempre ha buscado formas significativas de involucrar a la diáspora armenia en sus proyectos para la mejora de Armenia. El programa “Storytelling in Journalism” es el ejemplo perfecto de cómo los grupos de la diáspora, en este caso, nuestros YPs de Madrid, están constantemente pensando en nuevas maneras de ayudar a mejorar el país en sus respectivos campos”, dice Yacoubian.
Los buenos resultados de este programa piloto en Armenia se extenderán, sin duda, entre los periodistas locales, que coinciden con sus homólogos de la diáspora en que dominar el arte de contar la historia de Armenia y Artsaj al mundo es una prioridad nacional.