Música para un viaje en auto
BIARRITZ.- Las proyecciones de películas con música en vivo, un ejercicio que recuerda al cine silente de las primeras tres décadas del séptimo arte, suelen ser inolvidables. Buenos Aires conoció la de Juana de Arco , de Carl Theodor Dreyer, de acuerdo a la partitura compuesta según indicaciones del cineasta por Léo Puget y Victor Allix, que se creía irrecuperable; la de Metrópolis , de Fritz Lang, según Martin Matalon, y la de El Acorazado Potemkin , de Sergio Eisenstein, compuesta por Edmund Meisel, las tres en el Colón. En la primera, la dirección orquestal estuvo a cargo de Santiago Chotsourian, quien ahora compuso y dirigió el pasado, por primera vez en el auditorio del Casino de Biarritz, la de Expedición Argentina Stoessel , el documental filmado por algún camarógrafo no identificado del pionero del cine argentino Federico Valle, entre 1928 y 1929, rescatado y restaurado por la Cinemateca Argentina con el auxilio de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
En la primera de las dos funciones Chotsourian dejó en claro que los últimos cinco meses fueron de un intenso trabajo. El músico se puso al frente, al piano, de la Orchestre Régional Bayonne-Côte Basque y obtuvo una respuesta unánime de los presentes, en una sala a pleno. Logró sorprender y conmover en igual medida que esas imágenes, con acordes que remiten al tango en sus múltiples variantes, a la milonga urbana o campera, al folklore de diversos países en un recorrido medular que va desde la provincia de Buenos Aires hasta Nueva York.
“La usanza de las orquestas en el cine es bien interesante y se vincula con la tradición de las orquestas de las radios -asegura-. Es muy interesante ver la partitura de la Juana de Arco , que hicimos con Marcela Cassinelli, de la Cinemateca Argentina, para presentar en el Colón en 2002, porque tiene opciones para elegir según el pueblo donde se proyectaba con tales o cuales instrumentos”, dice.
Los hermanos Adán y Andrés Stoessel, acompañados por dos mecánicos, partieron el 15 de abril de 1928 del pueblo bonaerense de Arroyo Corto, con la intención de unir ese lugar con Nueva York con un Chevrolet standard modelo 1928. El raid se extendió por dos años y 15 días. Los contratiempos y aventuras quedaron registradas en el libro 32.000 kilómetros de aventuras , de 1930.
El Maestro Chotsourian demostró su talento para la composición de esta sinfonía concertante con acordeón y violín solistas, octeto de vientos y un set de percusión con efectos sonoros, imponiéndose un limite: no ir más allá de lo que pretendieron los responsables del raid y esas imágenes.
El compositor ama su profesión, y así lo demuestra. Basta un ejemplo de lectura audaz que da al original: en el momento en que el automóvil atraviesa Venezuela y los entretítulos originales deslizan la injerencia de la Standard Oil en la región, Chotsourian se levanta del taburete, pega un giro y mira al público, se aprieta las mejillas con las palmas y gesticula un grito, en una alusión a “El grito”, de Eduard Munch.
Si Federico Valle y los hermanos Stoessel pudieran escuchar este concierto, seguramente aplaudirían y abrazarían emocionados a Chotsourian. Motivos sobran.
El Maestro Santiago Chotsourian anunció que, a su regreso a Buenos Aires, repetirá estos conciertos, pero con la participación del bandoneonista César Lerner y el violinista Pablo Agri, como solistas, de acuerdo a una puesta de Tito Lorefici. Será en el Teatro Del Globo (Marcelo T. de Alvear 1135), los días 16 y 17, y 30 y 31, y el 1° de noviembre, y en el Teatro Tornavía, del Campus Migueletes, de la Unsam (25 de Mayo y Francia, San Martín), este último con entrada gratuita.
Fuente, LA NACION,
Edición del 1º de octubre de 2008
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